6 Beneficios del consumo local ¿Porqué elegir lo hecho en la región donde estamos?

El consumo local o economía local hace referencia al esfuerzo colaborativo para construir economías basadas en productos de la localidad, comarca o región .

Plantear transformar nuestro mundo exclusivamente desde el consumo local puede ser ingenuo e incluso peligroso. Pero pretender transformarlo sin tocar el consumo puede ser ilusorio e irreal.

El consumo consciente puede ser transformador, siempre que conozca sus límites y potencialidades. Comprando productos de la región ayudas a crecer a pequeñas empresas y a distribuir mejor la riqueza. Consumir local reduce emisiones de gases contaminantes. El transporte de los productos de lugares lejanos provocan elevadas emisiones de CO2, contribuyendo al cambio climático y haciéndolo insostenible .

Existen muchas nociones de lo que es el consumo consciente. Una de ellas, quizá la más extendida inicialmente y más asociada con el término consumo ético, entiende que consiste básicamente en ir sumando personas que en sus decisiones de compra escruten entre las distintas opciones de manera que se vayan desplazando desde las «empresas negativas» y se potencien las «empresas positivas», hasta un punto en que las empresas que no actúen con respeto por el medio ambiente y las personas no tengan casi cabida.

El consumo local es la práctica de comprar y consumir alimentos y bebidas hechos en la región donde nos encontramos (dónde vivimos, dónde viajamos). El consumo local es comprar de forma directa a los agricultores y productores de la región.

6 beneficios del consumo local

  • Los productos locales son más frescos
  • Los agricultores locales usualmente evitan los pesticidas y productos químicos, por lo que ofrecen alimentos y bebidas más saludables
  • El consumo local aporta una nueva oferta gastronómica. Descubrirás nuevos sabores
  • Al consumir productos locales, formas partes de la acción climática para reducir la huella de carbono personal
  • El consumo local apoya la economía local (micro empresarios)

Si es lunes, no dudes en participar en los LUNES SIN CARNE consumiendo productos locales que te ayudarán a hacer platillos con recetas de ingredientes orgánicos.

El entorno nos empuja a optar por CONSUMO LOCAL

Pero a la hora de consumir estamos condicionados por las opciones reales que tenemos. Por ejemplo, no es lo mismo replantearte tu uso del coche en un modelo de ciudad que favorezca la movilidad sostenible, que en un modelo de ciudades con un transporte público deficiente y donde peatones y ciclistas son marginados. El entorno nos condiciona.

Nuestra naturaleza psicosociológica nos limita. La forma en que funciona nuestra percepción y nuestra acción como seres humanos tiene unas características que hacen difícil funcionar las 24 horas del día en base a decisiones calculadas que manejan infinidad de variables y aspectos morales.

Si ignoramos los dos puntos anteriores, es decir, el peso de las estructuras socioeconómicas en el proceso de consumo, el planteamiento del consumo consciente transfiere toda la responsabilidad de los problemas sociales y ecológicos al nivel individual, queriendo dar respuestas individuales a problemas que son colectivos.

Más consumo local

En realidad no se trata de sobrevalorar el poder del consumidor, sino de destapar la debilidad del consumismo. Estamos hablando de un cambio de valores, de ideal de bienestar, de estilos de vida y de prácticas cotidianas.

Todo ello requiere un cambio cultural de gran magnitud y un cambio de muchos elementos estructurales. Necesitamos reflexión, conocimiento, educación, políticas, construcción de alternativas, acción, cooperación, nuevas leyes, regeneración democrática, una apasionante aventura.

Consumo de productos locales

Así pues, ¿basta con caminar por la vía del consumo consciente para cambiar el mundo? La respuesta es sí… y lo podemos hacer con decisiones personales para consumir productos más éticos, sustentables y saludables.

El consumo local consciente se inserta junto con gran cantidad de movimientos y líneas de pensamiento en la acción colectiva que persigue la transformación: ideas como el decrecimiento, la agroecología, la soberanía alimentaria, la relocalización de las economías, la justicia en el comercio internacional o no, la protección y desarrollo de los servicios públicos, la regulación de empresas y mercados, la democracia participativa, la renta básica, la potenciación de la cultura libre, la reducción de la jornada laboral, las políticas en defensa del territorio…

Es por lo tanto necesario generar propuestas especialmente en esos ámbitos donde el Consumo Consciente actúa para que los vacíos que dejan políticas fracasadas se llenen con políticas transformadoras. Es el momento de ayudar a pensar esos otros mundos posibles.