Saltar al contenido

Cómo planificar tus compras sin caer enel endeudamiento eterno

Pedir un préstamo personal no tiene por qué ser sinónimo de error financiero. Pero claro, todo depende de cómo lo uses. Hay una gran diferencia entre financiar algo que mejora tu vida, como una reparación en casa o unos estudios, y caer en esa espiral de cuotas interminables por compras impulsivas que ni recuerdas haber hecho. Y sí, esa diferencia se llama planificación.

Aplazar una compra

Aplazar no es siempre malo. A veces lo hacemos porque no hay otra opción. Pero otras veces, lo hacemos por costumbre. ¿Te suena eso de “total, son solo 25 euros al mes”? Ese es el primer paso hacia lo que muchos llaman “esclavitud financiera invisible”.

Compras que merecen la pena financiar

Aquí no se trata de demonizar los préstamos personales. Se trata de usarlos con cabeza. Una reforma que mejore tu vivienda, una matrícula universitaria o una urgencia médica pueden justificar perfectamente un crédito. Incluso, en algunos casos, ciertas compras tecnológicas necesarias para tu trabajo o negocio.

Haz cuentas antes de pedir el préstamo, no después

Puede parecer obvio, pero lo olvidamos. Antes de firmar nada, haz un cálculo rápido (y realista) de cuánto vas a pagar en total. No solo la cuota mensual, sino el coste final incluyendo intereses. Verás cómo en más de una ocasión… simplemente no compensa. Y si estás valorando alternativas, revisa bien. Hay opciones como los microcréditos que pueden tener condiciones más flexibles, aunque también requieren responsabilidad. Aquí no se trata solo de qué producto eliges, sino de si lo necesitas realmente o no.

La regla de las 72 horas

Cuando te tiente una compra que no es urgente, espera 72 horas. No lo compres de inmediato. Deja que pase el impulso. ¿Sigues creyendo que vale la pena después de tres días? Perfecto, tal vez sea algo importante para ti. Pero si ya no te parece tan imprescindible, felicidades: te acabas de ahorrar dinero y posiblemente una deuda innecesaria.

Evita el error de sumar cuotas como si fueran centavos

Otro fallo muy común es sumar préstamos personales como si fueran simples suscripciones. Uno de 60€, otro de 35€, otro más de 40€… y sin darte cuenta, ya tienes comprometido un tercio del sueldo solo en deudas. Eso sí que duele. Aquí lo esencial es tener una visión global de tus finanzas. Utiliza herramientas, apps de control financiero o, simplemente, una hoja de cálculo para visualizar qué parte de tus ingresos estás destinando a pagar compras del pasado. Si ese porcentaje supera el 30%, algo necesita cambiar.

Compra con propósito, no por reflejo

No hay nada más liberador que saber que cada compra que haces responde a un propósito claro. Una necesidad, un proyecto, un bienestar a medio plazo. No compras para tapar emociones, ni por presión social, ni por aburrimiento. Compras porque lo has pensado, lo has evaluado y sabes que vale la pena.

Etiquetas: