La crisis ambiental en Celestún, Yucatán, está afectando gravemente la biodiversidad local. Los ecosistemas de manglares, petenes, dunas, sabanas y selvas bajas inundables que conforman esta región están siendo dañados por actividades humanas como la tala, la contaminación, la construcción de infraestructura y la pesca ilegal, lo que altera los procesos ecológicos y pone en riesgo a numerosas especies protegidas.
De manera particular, la contaminación proveniente de actividades industriales cercanas, como la granja porcícola de Kekén en Kinchil, impacta en la calidad del agua potable y en la salud del ecosistema de la ría, lo que afecta la economía local basada en la pesca y el turismo.
Además, la presencia de basureros irregulares contribuye a la degradación del medio ambiente y a la pérdida de hábitat en los manglares, impulsándose la necesidad de reubicarlos para proteger el entorno natural.
Grave crisis ambiental en Celestún contradice los planes de sustentabilidad de Yucatán Los ecosistemas de manglares, petenes, dunas, sabanas y selvas bajas inundables que conforman esta región están siendo dañados por actividades humanas como la tala, la contaminación, la construcción de infraestructura y la pesca ilegal, lo que altera los procesos ecológicos y pone en riesgo a numerosas especies protegidas.
Crisis ambiental atenta gravemente a manglares, pepino de mar y especies marinas. Falta de responsabilidad ambiental del Gobierno Celestún
De manera particular, la contaminación proveniente de actividades industriales cercanas, como la granja porcícola de Kekén en Kinchil, impacta en la calidad del agua potable y en la salud del ecosistema de la ría, lo que afecta la economía local basada en la pesca y el turismo.
Además, la presencia de basureros irregulares contribuye a la degradación del medio ambiente y a la pérdida de hábitat en los manglares, impulsándose la necesidad de reubicarlos para proteger el entorno natural. Manglares, Pepino del mar y aves mueren por falta de responsabilidad ambiental del Gobierno. Crisis Ambiental
La crisis ambiental en Celestún pone en riesgo no solo la biodiversidad sino también la sustentabilidad social y económica de la región, demandando esfuerzos coordinados para la conservación, manejo responsable de recursos y mitigación de daños ambientales
El ecosistema de Celestún es un tesoro que se está perdiendo. El basurero ilegal y el tráfico de pepino de mar son amenazas que requieren una respuesta inmediata y no la indiferencia de Profepa.
La recuperación parcial de manglares afectados por eventos naturales como el huracán Gilberto y la acción humana ha sido posible gracias a programas de reforestación y conservación, pero la zona sigue enfrentando el reto de detener la deforestación, la modificación de corrientes de agua y la contaminación orgánica y de desechos sólidos que deterioran el ecosistema y amenazan la conservación de la biodiversidad.
¿Porqué se vende mucho el pepino de mar?

A pesar de que pueden ser un alimento poco común, aportan un alto contenido de proteínas, incluso más que cualquier otro alimento, con excepción de las claras de huevo. Otra característica útil es un efecto terapéutico en las articulaciones, que se utiliza para tratar la artritis.
La explotación masiva de pepino de mar afectan la crisis ambiental
El pepino de mar en Celestún, Yucatán, ha sido objeto de explotación masiva y pesca ilegal, lo que generó una crisis ambiental y social significativa.
Esta especie, valorada en mercados internacionales principalmente en Asia por sus usos culinarios y medicinales, fue inicialmente desconocida para los pescadores locales y se convirtió en un recurso codiciado que alteró profundamente la dinámica de pesca tradicional en la región.
La sobreexplotación descontrolada, con cientos de embarcaciones involucradas, llevó al agotamiento casi total de la población de pepino de mar en la zona, lo que a su vez provocó conflictos sociales, violencia, quema de embarcaciones y un aumento en la pesca furtiva de otras especies como el pulpo, la langosta y el mero.
En respuesta a la sobreexplotación, en 2019 se estableció una Zona de Refugio Pesquero de 324 kilómetros cuadrados en Celestún, la más grande del Golfo de México, para proteger y promover la recuperación del pepino de mar y otras especies comerciales. Los pescadores locales han implementado vigilancia comunitaria y técnicas como la maricultura para combatir la pesca ilegal y fomentar la sostenibilidad en la región. Crisis ambiental en Celestún
Urge que el Gobierno protega y defienda las zonas naturales de Yucatán, así como los cenotes de México
Crece basurero irregular en los manglares de Celestún así como la crisis ambiental
El basurero irregular en los manglares de Celestún tiene varios impactos específicos negativos que afectan gravemente a este ecosistema. Está ubicado dentro de la Reserva de la Biosfera, en una zona frágil entre el manglar y el mar, a pocos metros del agua, lo que facilita la contaminación directa de estos hábitats. En el lugar se realiza quema a cielo abierto de basura, generando contaminación del aire y residuos tóxicos que afectan tanto a la flora como a la fauna local. Crisis ambiental en Celestún
Además, el basurero contribuye a la proliferación de desechos sólidos plásticos y orgánicos en los manglares, alterando el suelo y dañando corredores biológicos críticos para la biodiversidad de la zona. Otro impacto grave es que el basurero se ha vinculado con actividades ilegales como el tráfico de especies marinas (ejemplo: pepino de mar), lo que agrava la presión sobre los ecosistemas protegidos.
Este basurero ha sido objeto de denuncias y existe un proceso para su reubicación en un sitio adecuado fuera de la reserva, con el fin de mitigar estos daños y proteger los manglares y sus servicios ambientales vitales.