Acción por la conservación del lobo mexicano. Coppel y Fundación Coppel, en alianza con el Fideicomiso Pro Zoológicos de la Ciudad de México, lanzaron una campaña para recaudar y donar a favor de la conservación del lobo mexicano, una especie en peligro de extinción desde 1976.
La campaña “Conservación en acción, Lobo Mexicano” estará vigente hasta diciembre de 2025 y contará con el apoyo de los clientes de Coppel, quienes por la compra de cada prenda o calzado de una selección especial de productos de la marca Refill donarán a la causa. Cabe destacar que la marca de venta exclusiva en Coppel usa la imagen de un lobo como símbolo de autenticidad y liderazgo.
La recuperación del lobo mexicano funciona como especie «sombrilla», protegiendo ecosistemas completos. Para consolidar la conservación del lobo mexicano es importante:
- Actualizar censos poblacionales, especialmente en vida silvestre.
- Fortalecer la vigilancia contra amenazas antropogénicas.
- Ampliar corredores biológicos entre áreas protegidas.
Este esfuerzo binacional demuestra que la coexistencia entre humanos y depredadores tope es posible, pero exige compromisos a largo plazo en política ambiental y justicia social.
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México: ¿Qué plan para la conservación del lobo mexicano?
El lobo mexicano (Canis lupus baileyi), una subespecie endémica de Norteamérica, ha pasado de estar «probablemente extinto en vida silvestre» en la década de 1970 a ser reclasificado como «en peligro de extinción» en 2019.
La expansión de la agricultura, ganadería y persecución humana llevaron a su casi extinción a mediados del siglo XX.
Estrategias de conservación del lobo mexicano:
- Reintroducción controlada: Desde 2011, se han liberado ejemplares en Sonora y Chihuahua, con énfasis en mantener su comportamiento natural mediante enriquecimiento ambiental (ej. caza de presas vivas como conejos)
- Colaboración institucional: El Programa de Acción para la Conservación del Lobo Gris Mexicano (PACE) involucra a 51 instituciones, incluyendo la CONANP, UNAM y agencias estadounidenses.
- Participación comunitaria: Proyectos como el GEF Especies en Riesgo promueven pagos por servicios ambientales y educación para reducir conflictos.
El principal éxito radica en la reproducción en libertad, con camadas registradas tras 30 años de ausencia. Sin embargo, la fragmentación del hábitat y la resistencia cultural hacia el lobo persisten. Santuarios como Extinción Cero operan con recursos limitados, dependiendo de donaciones y trabajo voluntario.
