El Califa de León es el primer puesto de tacos con estrella Michelin en México es un pequeño negocio donde el calor produce la carne
El recién nombrado chef Michelin, el taquero Arturo Rivera Martínez ahora se para frente a su parrilla increíblemente para atender las largas filas de los nuevos comensales atraídos por la noticia del primer puesto de tacos con estrella micheln en México.
En Tacos El Califa de León de la Ciudad de México, en el desaliñado y bohemio barrio de San Rafael, solo hay cuatro cosas en el menú, todos tacos, y todos provienen de algún área alrededor de la costilla, el lomo o la pierna delantera de una vaca.
El secreto es la sencillez de nuestro taco. Lleva solo tortilla, salsa roja o verde y listo. Eso y la calidad de la carne.- También es probablemente el único chef con estrella Michelin que, cuando se le pregunta qué bebida debería acompañar su comida, responde «Me gusta una Coca-Cola»
Rvera Martínez dueño del primer puesto de tacos con estrella michelin en México El Califa de León
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Una taquería en la Ciudad de México obtuvo una estrella Michelin
En San Rafael, un barrio artístico de mansiones del siglo XIX y teatros de mediados de siglo justo al oeste del Centro, El Califa de León ha estado ofreciendo tacos en una tienda sudorosa y anodina desde 1968. Las filas son intensas y solo hay cuatro artículos. —todo carne de res—que se coloca en una plancha a 680 grados Fahrenheit junto con una tortilla recién enrollada, se rocía con un poco de sal y lima y luego se ordena. Un chorrito de salsa roja o verde intenso, son las dos opciones de salsa en la taquería.
La experiencia de comer unos tacos de carne en la taquería Michelin EL CALIFA DE LEÓN; no es nada sobresaliente, de hecho, puede resultar incómodo y sucio para algunos cuantos… ir al Califa de león es comer tacos servidos en un plato de plástico mientras estás parado en la banqueta sin aire acondicionado, viendo el pasar de los vecinos vendedores ambulantes de ropa interior, accesorios de celulares o productos pirata.
Fideos callejeros en Bangkok, puesto de una estrella Michelin
En Bangkok, el vendedor ambulante de comida Jay Fai tiene una estrella por sus fideos y khai jeaw poo (tortilla de cangrejo), que se hizo famoso gracias a su chef de casi 80 años, aunque los precios han subido con las multitudes. (Aún hay otros 32 restaurantes de comida callejera reconocidos en Tailandia con un Bib Gourmand Michelin por “buena calidad y buena relación calidad-precio”).
Arroz con pollo de $2 USD en Singapur; un puesto con una estrella Michelin
La cultura ambulante de Singapur ganó aún más fama internacional cuando Hawker Chan fue reconocido con una estrella en 2016 por su plato de arroz con pollo y soja a 2 dólares. Ahora es sólo Hill Street Tai Hwa Pork Noodle el que sostiene la estrella de la comida callejera de la ciudad-estado con bak chor mee (fideos de carne picada) por alrededor de $5 USD el plato.
Puesto callejero de fideos wonton en Hong Kong de una estrella Michelin
En Hong Kong, Ho Hung Kee tiene una estrella por su interpretación de los fideos wonton de la ciudad (aunque mi corazón pertenece a Tsim Chai Kee ). Para las carnes asadas cantonesas de una estrella, Yat Lok y Kam’s Roast Goose han estado luchando durante años, pero yo personalmente respondo por el crujiente ganso lacado en Yat Lok, así como por su panceta de cerdo más que crujiente, sus estrechas mesas comunales y su encantador y hosco sabor. servicio.
El Califa de León es el primer puesto callejero de tacos con estrella michelin en México, pero no el primer puesto callejero en el mundo
De hecho, aparte de quizás un puesto de comida callejera en Bangkok, El Califa de León es probablemente el restaurante más pequeño que jamás haya obtenido una estrella Michelin: la mitad del espacio de 100 pies cuadrados (9,29 metros cuadrados) está ocupado por una sólida estructura de acero. parrilla que esté más caliente que la salsa.
La otra mitad está llena de clientes de pie sosteniendo platos de plástico y sirviendo salsa, y la asistente que extiende las rondas de masa de tortilla constantemente.
En cierto modo, El Califa de León es un homenaje a la resistencia al cambio. Llegó allí haciendo exactamente las mismas cuatro cosas que ha estado haciendo desde 1968.
Miles de veces al día, Rivera Martínez toma un filete de carne fresco, en rodajas finas, de una pila y lo coloca en la parrilla de acero súper caliente; empieza a calentar la carne con un poco de manteca de puerco.
Le echa una pizca de sal, exprime media lima encima y agarra una suave ronda de masa de tortilla recién enrollada sobre la sólida losa de metal para que se hinche.
Después de menos de un minuto (no dice exactamente cuánto tiempo porque “eso es un secreto”), voltea la carne con una espátula, voltea la tortilla y muy rápidamente coloca la tortilla fresca y cocida en un plato de plástico, coloca la pone carne encima y dice en voz alta el nombre del cliente que la pidió.
Cualquier salsa (rojo intenso o verde igualmente atómico) la añade el cliente. No hay lugar para sentarse y, en algunos momentos del día, tampoco hay lugar para pararse porque la acera frente al negocio fue ocupada hace años por vendedores ambulantes que vendían calcetines, baterías y accesorios para teléfonos celulares.
No es que realmente quieras comer dentro del pequeño restaurante de tacos. El calor dentro del puesto El Califa de León en un día de primavera es abrumador y el ambiente alrededor no es nada pulcro, ni elegante, ni fino ni exclusivo como los famosos restaurantes michelin en el mundo.
