Lo que no nos dicen de la inteligencia de las plantas. No es de extrañar que las hierbas sean tan populares en el mundo actual. Nos encontramos en un momento de profunda transformación en la historia y se están identificando y desarrollando hierbas con propiedades adaptogénicas para proteger nuestros cuerpos ayudándolos a adaptarse a los cambios y factores estresantes constantes presentes en el planeta.
¿De dónde proviene la creencia de la inteligencia de las plantas? Cada adaptógeno sintoniza el cuerpo con una energía particular o un conjunto de vías energéticas, generando una respuesta homeostática no específica dentro del cuerpo y la mente.
Debido a sus efectos normalizadores y su bidireccionalidad dentro del cuerpo, podemos observar que los adaptógenos tienen una inteligencia propia para determinar lo que el cuerpo necesita. Debido a que trabajan tan de cerca con el hipotálamo y la glándula pituitaria, cada adaptógeno es, en última instancia, experimentado de manera diferente por cada persona, ya que cada persona tiene una receta interna diferente para el equilibrio.
Los adaptógenos se dirigen a múltiples lugares del cuerpo, pero trabajan principalmente con el sistema neuroendocrino, que incluye el hipotálamo, la pituitaria y las glándulas suprarrenales, así como el sistema simpático suprarrenal (o SAS).
También se alinean directamente con nuestros órganos y los equilibran, lo que da forma a nuestras percepciones individuales del mundo y controla procesos básicos de supervivencia como la intuición, la respuesta al dolor, la función sexual, la presión arterial, el ritmo circadiano, la respuesta al estrés y muchos más.
¿Cómo podemos sanar a través de la inteligencia de las plantas? Los adaptógenos nos aportan capacidades sorprendentes como:
- Aprendizaje y memoria. Las plantas pueden aprender y recordar. Un estudio realizado por la investigadora Monica Gagliano demostró que las plantas pueden asociar estímulos, similar al experimento de Pavlov con perros. En su experimento, las plantas aprendieron a asociar una corriente de aire con la luz, eligiendo el camino iluminado incluso en ausencia de luz
- Comunicación. Las plantas tienen la capacidad de comunicarse entre sí. Utilizan compuestos orgánicos volátiles para advertir a otras plantas sobre amenazas, como ataques de herbívoros. Esta comunicación química les permite coordinar respuestas y adaptarse a su entorno. (la inteligencia de las plantas presente en la vida)
- Sensibilidad a estímulos. Las plantas pueden «ver», «oír» y «oler». Tienen pigmentos sensibles a la luz que les permiten detectar la luz infrarroja emitida por otras plantas, así como la capacidad de «oler» a sus vecinas y enemigos. Esto les ayuda a tomar decisiones sobre su crecimiento y desarrollo.
- Resilencia y adaptación. Las plantas muestran una notable capacidad de adaptación a su entorno. Por ejemplo, pueden regular su crecimiento en función de la disponibilidad de recursos, como agua y luz, y pueden modificar su estructura para evitar la competencia con otras plantas. (inteligencia de las plantas)
Sobre la inteligencia de las plantas
La inteligencia de las plantas es un tema fascinante que ha ganado atención en la comunidad científica en los últimos años. A pesar de no tener un cerebro ni un sistema nervioso, las plantas muestran una serie de comportamientos que sugieren una forma de inteligencia. A continuación, se presentan algunos aspectos clave sobre la inteligencia de las plantas.
Tradicionalmente, la inteligencia se ha asociado con la capacidad de resolver problemas, aprender y adaptarse a nuevas situaciones. Según investigadores como Francis Hallé y Stefano Mancuso, las plantas pueden ser consideradas inteligentes si se redefine la inteligencia para incluir a todos los seres vivos que muestran habilidades de adaptación y respuesta a su entorno.
La inteligencia de las plantas desafía las nociones tradicionales de lo que significa ser «inteligente». A través de su capacidad para aprender, comunicarse y adaptarse a su entorno, las plantas demuestran que poseen formas de inteligencia que, aunque diferentes de las de los animales, son igualmente complejas y fascinantes. Este campo de estudio continúa evolucionando, y cada vez más investigadores están dispuestos a explorar y redefinir lo que entendemos por inteligencia en el reino vegetal.
La inteligencia de las plantas; lo que no nos dicen para mantener la salud y más energía física
Las funciones sutiles del eje HPA
Los poderosos beneficios y capacidades nutricionales de los adaptógenos son mucho más profundos de lo que la ciencia ha podido reconocer hasta ahora, y sus usos en el tratamiento de la mente, el cuerpo y el alma se remontan a miles de años.
La inteligencia de las plantas puede distinguirse en sus efectos normalizadores del estrés oxidativo, su capacidad para mejorar la función metabólica y los refuerzos de protección que pueden ofrecer al sistema inmunológico. Históricamente, eran venerados por sus profundos atributos espirituales.
La mayoría de las hierbas adaptogénicas tienen fuertes efectos reguladores sobre el sistema endocrino y hormonal, que probablemente estén relacionados con sus propiedades activadoras espirituales y emocionales.
Las hormonas son conocidas como las «moléculas de la conciencia»: biopéptidos poderosos que controlan nuestra conciencia de la realidad, el estado de ánimo, la percepción, los ciclos de sueño-vigilia y los vínculos afectivos. Se puede decir que las hormonas son la puerta de entrada a través de la cual experimentamos nuestro yo y la vida, ya que creo que son uno de los principales vínculos entre los mundos físico, emocional y espiritual.
El hipotálamo, nuestro centro de control, tiene el tamaño de una almendra y está situado justo detrás de las glándulas ópticas. Con acceso tanto al sistema nervioso como al endocrino, el hipotálamo desempeña un papel clave en la activación de la glándula pineal. También está estrechamente asociado con el sistema límbico, conocido como el centro de nuestras emociones, sentimientos e intuiciones.
Muchas culturas antiguas han reconocido esta glándula como el «centro de dios», la sede de nuestra conciencia o espíritu. Cuando se activa, secreta neurohormonas que se comunican con la glándula pituitaria, lo que indica la liberación o inhibición de hormonas pituitarias clave, que a su vez activa la glándula pineal.
En la literatura mística y en muchos textos antiguos o sagrados, a la glándula pineal se la suele denominar «tercer ojo», «chakra de la corona» o «la sede de la conciencia». La activación y regulación continuas de la glándula pineal hacen que el cerebro segregue sustancias bioquímicas que expanden la conciencia. Muchas tradiciones espirituales antiguas sostienen que esta es la clave para abrir el tercer ojo.
La melatonina y la glándula pineal
La melatonina en la glándula pineal afecta nuestro estado de ánimo, sentimientos, funciones del sistema inmunológico, ritmos circadianos y la calidad de nuestro sueño. La melatonina es conocida como un agente antienvejecimiento y antiestrés porque suprime el cortisol y también actúa como un poderoso antioxidante. Actualmente se están realizando estudios para aprender más sobre el potencial de la melatonina para proteger nuestros cuerpos del daño oxidativo causado por diferentes factores estresantes.
La producción de melatonina por la glándula pineal se activa con la oscuridad y se inhibe con la luz. Una vez liberada, la melatonina circula por el cerebro a través del líquido cefalorraquídeo (LCR) y entra en los vasos sanguíneos cercanos para distribuirse al resto del cuerpo. Cuando los niveles de melatonina se alteran, las personas tienden a experimentar mal humor, agotamiento, depresión, cambios de humor o trastorno afectivo estacional.
Eje HPA y culturas antiguas
Las culturas antiguas han estudiado en profundidad las misteriosas funciones de las glándulas que forman el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal (eje HPA) y cómo colaboran para desencadenar estados meditativos y el acceso percibido a realidades más profundas.
En el taoísmo, por ejemplo, se hace referencia al centro del cerebro como el “Palacio de Cristal”, el “Tan Tien Superior”, la “cavidad original del espíritu” y la “cavidad ancestral”. Se dice que esta parte del cerebro es el lugar donde habita el “principio espiritual” original.
El sufismo también ubica el principio del espíritu (Ruh) en el centro de la cabeza. En las enseñanzas de Radha Soami, que integran ideas sufíes, tántricas y vedánticas, el Ajna o “centro del entrecejo” se considera la sede del alma (Jiva) o espíritu (Ruh). El movimiento Brahma Kumari también enseña que este centro es la sede del alma. Aconsejan a los practicantes que mediten exclusivamente en él para alcanzar la Liberación.
Estas hierbas con inteligencia de las plantas trabajan directamente con nuestra conciencia y nuestras percepciones de la vida. Básicamente, trabajan con los órganos que forman nuestra percepción, proporcionando nutrientes esenciales que, en última instancia, sintonizan la mente y el cuerpo a una frecuencia más alta.
Puede que te preguntes, ¿Qué es esta «frecuencia más alta»? O, ¿Cuál es el sentido de alcanzar esta llamada «conciencia superior»? Esta frecuencia más alta es lo que los místicos y las civilizaciones antiguas han llegado a ver como el objetivo más alto de la vida cotidiana.
Se ha interpretado como una forma de iluminación, una liberación del sufrimiento y una liberación de la posibilidad de enfermar. Muchos creen que estas hierbas están volviendo a ser populares en los tiempos modernos para catalizar un cambio y actuar como herramientas para nutrirnos y protegernos durante estos tiempos de cambio constante.
Te recomendamos consumir más adaptógenos en tu dieta diaria.