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La modernidad ha brotado una epidemia de enfermedades prevenibles

En la actualidad, la modernidad ha traído consigo una alarmante epidemia de enfermedades prevenibles, un fenómeno que se ha visto exacerbado por diversos factores sociales, económicos y sanitarios. A pesar de los avances en medicina y la disponibilidad de vacunas, muchas enfermedades que antes estaban bajo control han resurgido, poniendo en riesgo la salud pública a nivel global.

El progreso ha traído muchos beneficios a la humanidad: cultura, arte, seguridad… En pocas generaciones las mejoras en la higiene y los avances médicos han reducido enormemente la mortalidad por enfermedades infecciosas. Situaciones que hace sólo unas generaciones solían ser mortales, como apendicitis o algunos traumatismos, hoy se curan con facilidad.

Sin embargo, esta modernidad tiene un lado oscuro.  Los cambios en nuestro entorno han sobrepasado la capacidad de adaptación de nuestros genes. El resultado es una epidemia de enfermedades prevenibles, muy raras hasta ahora: diabetes, ciertos tipos de cáncer, osteoporosis, enfermedad cardiovascular, alergias, enfermedades autoinmunes, depresión, insomnio…

Enfermedades prevenibles que la modernidad atrae

Muchas patologías están presentes en personas de edad media o jóvenes. Muchos países en desarrollo presumen que tienen menos mortalidad, pero la realidad es que la modernidad ha traído más enfermedad.

La industria de la salud gasta millones de dólares en publicidad engañosa y estudios que terminan con el mismo mensaje: vender cada vez más productos y alternativas milagro. Cuando lo único que debemos empezar a hacer es comprender y escuchar a nuestro cuerpo… pero muchas recomendaciones médicas atentan contra nuestra evolución, y el resultado es más enfermedad o una nueva enfermedad.

A un lado la modernidad de la industria de la salud y bienestar: Reconecta con nuestra evolución

Cuando las empresas de alimentación se benefician de fabricar alimentos poco saludables, las farmacéuticas se benefician de que consumas fármacos que no necesitas para tratar los síntomas (no los problemas de fondo) y muchos charlatanes se benefician de divulgar falsos mitos, la única forma de mantener la salud es con conocimiento y acción.

Sé Responsable de la salud de tu cuerpo y mente. No compres lo que está en las redes, lo viral o lo que la modernidad nos impone.

No mueras ni te enfermes gravemente sin darle a tu cuerpo y mente atención de calidad, con voluntad propio y bajo los 3 principios de la salud para tu mejor versión: Descansar cada noche con calidad, Comer cada día alimentos con alto valor nutricional y fortaleciendo cada músculo para un cuerpo tonificado y con energía.

Día a día procura la felicidad, la salud, la longevidad, el desempeño y la productividad. ¿Cómo? Con una mente sana, conexión social, buena alimentación, más movimiento, mejor descanso y tiempo de recuperación.

La modernidad y la diabetes ¿Qué tanta relación hay?

El sedentarismo y la obesidad son los principales factores de riesgo de la diabetes tipo 2. Si no haces ejercicio tus músculos no requieren mucho combustible, y la glucosa se va directa a tus reservas de grasa.

Con el tiempo, el esfuerzo adicional realizado por el páncreas para limpiar la glucosa en sangre puede llegar a agotarlo, deteriorando su funcionamiento. Por eso, resistencia a la insulina y daño del páncreas suelen aparecer juntos en la diabetes.

El resultado es un nivel elevado de glucosa en sangre, que daña vasos sanguíneos y múltiples órganos (ojos, riñones, cerebro, corazón…). Las ramificaciones son devastadoras: ceguera, fallo renal, demencia, amputaciones, muerte.

La propia hemoglobina de la sangre, responsable de  transportar el oxígeno a todos los tejidos, se deteriora por el exceso de glucosa.

De hecho se utiliza la prueba de hemoglobina glicosilada (HbA1c) como indicador del daño producido en los últimos 3 meses por la elevada glucosa. A partir de 6.5% se considera diabetes. Valores entre 5.7 y 6.4% reflejan prediabetes.

Mantenerse alejado de estos valores (idealmente por debajo de 5%) es fundamental para evitar los daños derivados.

El fracaso de una recomendación médica: la mentira de la pirámide alimenticia de la diabetes. En la década de los 70s la base de la pirámide nutricional fueron los carbohidratos cereales, pan, esto con el objetivo de reducir el consumo de grasas. En el pico de la pirámide se recomendaba el consumo de aceites y proteínas.

Por muchos años, muchos diabéticos respetaron esta pirámide de alimentación y lo único que consiguieron fue empeorar la enfermedad y adquirir otras enfermedades prevenibles. Lo irónico de esta pirámide es que en los últimos años se ha descubierto que los carbohidratos son el macronutriente que más eleva la glucosa en la sangre y la grasa el que menos.

La pirámide nutricional es un invento de la modernidad, cuando en la historia de la humanidad el consumo de proteínas de origen animal y grasas naturales han brindado salud, fuerza y resilencia a la humanidad desde su origen.

Con el tiempo, la modernidad desarrolló la insulina para diabéticos ¿Para qué solucionar con alimentos sanos lo que se puede medio curar con medicación?

Hoy sabemos que los enfoques basados únicamente en fármacos y en el control externo de la glucemia tienen serios efectos secundarios, por ejemplo un aumento del riesgo de enfermedad coronaria (estudio). Aprovechemos los fármacos disponibles, por supuesto, pero como apoyo en el tratamiento, no para cronificar una enfermedad curable.

Después de décadas de «oscuridad nutricional», hay rayos de esperanza. Cada vez más evidencia apoya el uso de dietas bajas en carbohidrato como primera medida nutricional contra la diabetes.

La importancia de la proteína. No la proteína en polvo como la modernidad nos quiere imponer

Dado que la diabetes puede dañar los riñones, la proteína suele ser escasa en la dieta de un diabético. Pero la proteína no causa daño renal, y una ingesta adecuada de proteína tiene muchos más beneficios que riesgos para un diabético:

  • Aumentar la musculatura mejora la sensibilidad a la insulina, fundamental para un diabético. El diabético necesita luchar contra la pérdida de músculo.
  • Mejor control de la glucosa al sustituir carbohidrato por proteína. Deja de una vez por todas las harinas.
  • La proteína aporta una sensación saciante, lo que ayuda a reducir el hambre de antojos peligrosos.

Como podemos descubrir: La modernidad ha desencadenado una epidemia de enfermedades prevenibles que exige una respuesta integral. A través del fortalecimiento de los sistemas sanitarios, la educación sobre vacunación y una colaboración internacional efectiva, es posible mitigar este fenómeno y proteger la salud pública mundial.

¿Cómo alcanzar tu mejor versión sin consumir lo que la modernidad nos vende?

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