El urbanismo táctico se ha consolidado como una de las estrategias más efectivas para transformar los espacios urbanos en pequeñas intervenciones, rápidas y de bajo costo, capaces de mejorar la movilidad,.
la seguridad y la calidad de vida de la ciudadanía. Pintar carriles bici, instalar mobiliario temporal o resignificar calles peatonales son acciones que, lejos de ser simples soluciones provisionales, están redibujando el futuro de las ciudades mexicanas.
En México, esta tendencia ha tomado fuerza como respuesta a los desafíos urbanos, sociales y ambientales que enfrentan sus principales metrópolis.
De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) y el Banco Interamericano de Desarrollo, las ciudades concentran más del 80% de la población nacional y representan el punto de mayor impacto para las estrategias de sostenibilidad y resiliencia. Dando respuesta al comportamiento urbano.…
Urbanismo táctico el color y el diseño que dan vida al bienestar de la ciudad
La combinación entre infraestructura construida y masa vegetal conocida como infraestructura verde, se perfila como una herramienta clave para enfrentar los retos del cambio climático y mejorar la calidad de vida en entornos urbanos.
Uno de los ejemplos más emblemáticos de urbanismo táctico en el país es la peatonalización de la calle Francisco I. Madero, en el centro histórico de Ciudad de México. Este proyecto, liderado por la Autoridad del Espacio Público, surgió como respuesta al incremento del flujo peatonal y la necesidad de conectar espacios icónicos como la Alameda Central y la Plaza de la Constitución.
El cierre temporal de la calle en 2009 demostró resultados contundentes, el tránsito peatonal aumentó un 250%, las rentas subieron un 50% y los predios aledaños elevaron su plusvalía, consolidando a Madero como una de las calles más emblemáticas y transitadas del país, con alrededor de 400 000 peatones diarios.
“El urbanismo táctico nos recuerda que no siempre son necesarias grandes infraestructuras para cambiar la vida en las ciudades. A veces, basta con acciones pequeñas y bien pensadas para que los vecinos se reapropien de los espacios públicos”
Otro ejemplo clave es la red de ciclovías emergentes de Ciudad de México, impulsada por la Secretaría de Movilidad (SEMOVI) y ONU-Habitat como parte del programa de urbanismo táctico del proyecto SNG2030.
Estas intervenciones buscan conectar colonias, reducir tiempos de traslado y fomentar la movilidad activa. Según la Estrategia Misión Cero (2025), más de 400 km de ciclovías operan actualmente en la capital, beneficiando a más de 300,000 ciclistas cada día y reduciendo las emisiones de gases contaminantes en zonas de alta congestión.
Además, los estudios del ITDP México revelan que la movilidad activa puede reducir hasta un 11% las muertes prematuras por enfermedades no transmisibles, al fomentar hábitos saludables como caminar o pedalear.
“El caso mexicano demuestra cómo la participación ciudadana y la visión sostenible pueden generar resultados medibles en muy poco tiempo”, explica González. Estas acciones no solo transforman el espacio físico, sino también la percepción de seguridad y pertenencia de quienes lo habitan.
El impacto positivo está respaldado por experiencias internacionales: tras la aplicación de intervenciones tácticas en Times Square, Nueva York, los accidentes de peatones se redujeron en un 35%, mientras que en París el uso de la bicicleta creció un 70% gracias a carriles emergentes.
Además, estudios del Project for Public Spaces demuestran que estos rediseños pueden incrementar entre un 20% y un 40% las ventas de negocios locales, lo que refuerza su efecto económico.
Hay que resaltar la importancia de que estas intervenciones cuenten con respaldo técnico y creativo. “El urbanismo táctico debe ir acompañado de reflexión y diseño profesional para evitar que se quede en un parche temporal. Bien aplicado, puede ser el inicio de transformaciones urbanas profundas y sostenibles”
