Con justicia climática los impuestos justos a contaminantes y superricos brindarían apoyo a países que luchan contra el desastre climático. A través de la justicia climática se podrían desbloquear fondos para países vulnerables al clima.
¿Lo sabías? Los desastres naturales golpean donde escasea el apoyo. Los mayores contaminantes no están pagando su parte justa.
La justicia climática es un concepto que aborda el cambio climático no solo como un problema ambiental, sino también como una cuestión de derechos humanos, equidad social y ética. Este enfoque reconoce que las comunidades y países más vulnerables, sobre todo en el Sur Global, aunque han contribuido menos a la emisión de gases de efecto invernadero, son los que sufren con mayor gravedad las consecuencias del calentamiento global.
Este marco pone énfasis en la distribución equitativa de responsabilidades y recursos frente al cambio climático. Los países y sectores que históricamente han causado más daño ambiental tienen mayor responsabilidad para mitigar las emisiones y ayudar a los más afectados a adaptarse al cambio.
Además, la justicia climática reclama que las políticas climáticas respeten principios como la responsabilidad diferenciada, la participación inclusiva de las comunidades afectadas, la equidad intergeneracional y el acceso justo a recursos para enfrentar la crisis.
Más que una cuestión técnica o ambiental, la justicia climática es un asunto político y ético que implica reconocer desigualdades estructurales, proteger los derechos humanos básicos como el acceso al agua, la alimentación y la salud, y asegurar que la transición hacia una economía baja en carbono sea justa, especialmente para las comunidades locales y trabajadores vulnerables.
El concepto ganó notoriedad en las negociaciones internacionales sobre cambio climático, especialmente desde el Acuerdo de París en 2015, y actualmente impulsa una mirada integral y solidarizada sobre cómo enfrentar la crisis climática, buscando asegurar que las respuestas sean justas y efectivas para todas las personas y generaciones.
Carta petición Justicia Climática
Se nos acaba el tiempo. El cambio climático ya no es una amenaza lejana, está aquí y está devastando vidas. Desde huracanes mortales e incendios forestales hasta olas de calor agobiante y fallas en las cosechas, la crisis se está acelerando.
Sin embargo, mientras las personas comunes soportan el peso de estos desastres, los mayores contaminantes – gigantes de combustibles fósiles, aerolíneas y elites financieras – continúan acumulando miles de millones mientras pagan casi nada por el daño que causan. Esto es injusto y debe cambiar.
En este momento, existe una solución sobre la mesa: gravámenes de solidaridad. Un pequeño impuesto a las industrias más ricas y contaminantes – como el combustible de los aviones, las transacciones en la bolsa de valores y los beneficios de los combustibles fósiles – podría recaudar cientos de miles de millones de dólares cada año para combatir el cambio climático, ayudar a las comunidades a recuperarse y construir un futuro justo y sostenible.
- ¿Un impuesto del 0.5% sobre las operaciones bursátiles en los países del G20? Hasta $433 mil millones al año.
- ¿Un diminuto impuesto del 2% a las 3,000 personas más ricas del mundo? Hasta $250 mil millones anuales.
- ¿Impuestos justos sobre el combustible de aviación y los beneficios de los combustibles fósiles?
Miles de millones más para la acción climática. No podemos dejar a los contaminantes sin castigo mientras el mundo se quema.
El tiempo de las excusas y las medias medidas ha terminado. Hacemos un llamado a ustedes para que actúen ahora implementando estas medidas urgentes en la Cuarta Cumbre de Financiamiento para el Desarrollo, COP30 y la Convención Tributaria de la ONU.
Nos negamos a aceptar un mundo donde los multimillonarios y las corporaciones se hacen más ricos mientras las comunidades sufren. Hagan que los contaminantes paguen. Financien la justicia climática. Nuestro futuro depende de ello.
La justicia climática implica que quienes menos han contribuido a la crisis tienen derecho a no cargar con sus peores efectos y que la acción climática debe basarse en equidad, derechos humanos y responsabilidad histórica para construir un mundo más justo y sostenible