El 8M podemos recordar a las médicas latinoamericanas en la lucha histórica por los derechos de la mujer

Historia del día de la mujer. Qué recordar el 8M? Durante la llamada primera ola del feminismo (siglo XVIII-XIX), la lucha de las mujeres se enfocó en la búsqueda de la obtención de derechos civiles, como trabajo, capacitación profesional y educación; como consecuencia nace la necesidad de contemplar el sufragio femenino, objetivo icónico de esta ola.

Durante estos años médicas latinoamericanas sobresalientes en su ejercicio profesional, como la psiquiatra Mathilde Rodríguez Cabo, la especialista en análisis clínicos y microbiología Esther Chapa Tijerina y las ginecólogas Alicia Moreau de Justo y Paulina Luisi, lucharon de forma trascendental por los ideales feministas de la época. Mujeres que vale recordar el 8M.

¿Cuáles fueron los logros de estas mujeres a recordar el 8M? Todas se enfrentaron a los prejuicios sociales que conllevó ser las primeras en sus países en ingresar a la carrera de medicina, a pesar de lo cual sobresalieron en su área. Conmemorarlas el 8M.

En el marco del Día Internacional de la Mujer (el 8M), cuyo fin es crear conciencia sobre la importancia del empoderamiento femenino y de la protección de sus derechos para garantizar que alcancen todo su potencial, recordamos a estas médicas extraordinarias. A recordar el 8M

Médicas mujeres a recordar el 8M

Dra. Mathilde Rodríguez Cabo. Psiquiatra en la lucha por los derechos de mujeres y niños a recordar el 8M

Nació en 1902 en San Luis Potosí, ingresó al Colegio Alemán en la Ciudad de México y concluyó sus estudios de bachillerato de forma sobresaliente, logrando al mismo tiempo un dominio completo del idioma alemán, habilidad que más tarde le proporcionaría la posibilidad de estudiar en Alemania y traducir obras importantes de psiquiatría.

En 1922 se enfrentó a las ideas tradicionales sobre las «funciones femeninas» de las autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que le impusieron una serie de trabas burocráticas y administrativas con la intención de hacerla desistir cuando intentó ingresar a la carrera de médico cirujano. Finalmente ganó la batalla.

En 1929, tras un año de su titulación, fue becada por la Fundación Alexander von Humboldt (AVH) para estudiar la especialidad de psiquiatría en la Universidad de Berlín, convirtiéndose así en la primera psiquiatra en México.

Al concluir su especialidad fue enviada por el gobierno mexicano a Rusia para investigar y conocer los métodos de protección a la infancia de aquel país, estancia que marcaría el camino de su vida profesional y política: la protección de la infancia y el mejoramiento social de las mujeres.

A su regreso a México ingresó como psiquiatra al Manicomio General de La Castañeda y en 1931 fue nombrada jefa de la clínica de psiquiatría de la Escuela de Medicina.

En 1932, tras la inauguración del pabellón infantil en La Castañeda fue nombrada directora y un año después inauguró la escuela para pacientes pediátricos «anormales» con la finalidad de suministrar tratamiento psicopedagógico a niños «débiles» y «retardados mentales», así como a pacientes con enfermedades neurológicas.

Tras su investigación sobre la influencia de los alimentos en la capacidad de aprendizaje en la infancia, cuya conclusión fue que «el problema educativo en México era una cuestión de nutrición», este se convirtió en uno de los puntos medulares de su proyecto en el hospital psiquiátrico. Como parte de los tratamientos la especialista implementó a los niños música, gimnasia y terapia ocupacional.

Adicional a sus aportes a la psiquiatría infantil, fue reconocida como una de las médicas mexicanas más comprometidas políticamente. Formó parte de las 12 mujeres en la dirección del Frente Único Pro Derechos de la Mujer (FUPDM), movimiento que unificó varias organizaciones feministas en una lucha que contemplaba reivindicaciones económicas, laborales, salariales, sociales y democráticas. La médica se encontraba en el grupo de mujeres que defendían un feminismo «avanzado» que sostenía que la opresión a la mujer era económica, familiar y social.

El Frente Único Pro Defensa de los Derechos de la Mujer concentró sus esfuerzos en la lucha por el sufragio femenino, sin embargo, el derecho político pleno para las mujeres mexicanas se logró hasta 1953.

La especialista criticó públicamente las carencias y limitaciones de la Constitución de 1917 por no haber incorporado las reivindicaciones específicas, derechos civiles y políticos de la mujer mexicana.

También se interesó por el tema del aborto, que hasta entonces era calificado como infanticidio por el código penal; defendió que debía ser eliminado del catálogo de delitos, proponiendo formalmente en 1933, junto con la abogada Ofelia Domínguez, una reforma para despenalizarlo por causas económicas y sociales.

Mathilde Rodríguez Cabo falleció en la Ciudad de México en 1967. El 8M

Dra. Esther Chapa Tijerina. Primera catedrática en la Escuela de Medicina de la UNAM y luchadora por la ciudadanía de las mujeres a recordar el 8M

Nació en Tamaulipas en 1904 y formó parte de la generación de mujeres revolucionarias que contribuyeron desde la militancia política, el feminismo y la educación, en la construcción del México posrevolucionario.

Ingresó a la Escuela Nacional de Medicina en 1921, formando parte de la segunda generación de mujeres graduadas de dicho plantel, donde se formó en medio de comentarios despectivos por parte de alumnos varones y profesores. Tras su titulación se especializó en análisis clínicos y microbiología.

Su trayectoria profesional fue larga y productiva. Trabajó en laboratorios del Hospital Juárez, la Escuela Nacional de Medicina y el Hospital General. Fue profesora de microbiología durante cuatro décadas en la Facultad de Medicina de la UNAM y se convirtió en la primera mujer en obtener cátedra por oposición, siendo la única impartiendo clases en este recinto durante 20 años.

En su condición de académica, maestra e investigadora, escribió artículos en revistas y periódicos, convirtiéndose en una conferencista muy requerida en México y el extranjero. En 1956 fue designada miembro del Consejo de Enseñanza de la microbiología con carácter honorífico.

Invitada por la psiquiatra Mathilde Rodríguez a trabajar en el Departamento de Prevención Social en la Penitenciaría del Distrito Federal, se enfrentó a irregularidades producidas en Lecumberri. Gracias a esta experiencia comienza a trabajar por la necesidad de mejorar la infraestructura y trato a la población penal, especialmente de mujeres, por lo que propone la construcción de una cárcel de mujeres, que comenzó a edificarse en Santa Martha Acatitla, proyecto que se convertiría en una obsesión para la Dra. Chapa.

Tras la propuesta de retirar el aborto del catálogo de delitos en 1933, la especialista no duda en sumarse al proyecto.

A pesar de lo anterior, hasta 1935 se incorpora plenamente a la lucha por los derechos políticos de las mujeres, con la aparición del Frente Único Pro Defensa de los Derechos de la Mujer, al cual se integra desempeñando un papel destacado; forma parte de la coordinación colegiada del frente y en 1937 se convierte en la cabeza del Consejo Nacional del Sufragio Femenino, cuyo principal objetivo era obtener el voto para las mujeres.

En algún momento medular de su lucha por los derechos políticos de las mujeres afirmó: «El ejercicio de la ciudadanía es el primer paso para la autonomía femenina».

Después de la aprobación del voto femenino en 1953 el gobierno invitó a las lideres del movimiento feminista, del cual la Dra. Chapa formaba parte, a dar su opinión sobre la iniciativa.

La Dra. Chapa falleció en la Ciudad de México a finales de 1970. Dra. Alicia Moreau de Justo. Ginecóloga con compromiso social y ferviente sufragista

Nacida en Londres en 1885, debe migrar hacia Argentina a muy corta edad junto con su padre, un comunero que apoyaba el movimiento obrero parisino debido a la represión del movimiento.

En 1907 la Dra. Moreau ingresa a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, convirtiéndose en una de las primeras mujeres argentinas en hacerlo y en la segunda médica del país. Durante su formación se enfrentó no solo a las dificultades educativas, sino a la convivencia con sus compañeros varones, que la hacían víctima de sus bromas, a pesar de lo cual obtuvo calificaciones sobresalientes gracias a las cuales fue designada practicante del Hospital de Clínicas, donde se convenció de que muchas enfermedades tenían origen en la miseria sufrida por la población y llegó a la conclusión de que su acción como médica debía responder a cuestiones sociales y políticas.

Se especializó en ginecología, siendo de las primeras mujeres dedicadas a enfermedades femeninas en Latinoamérica. Instaló un consultorio gratuito en Buenos Aires, donde atendía a mujeres de bajos recursos y trabajadoras sexuales.

Su vida profesional se sostuvo en dos ideologías importantes: el dogma de justicia social y lograr la igualdad entre hombres y mujeres, tanto en el estudio como en el pensamiento.

En 1918, junto con Julia García fundó la Unión Feminista Nacional, que revindicaba los derechos civiles de las mujeres, protegía madres solteras y defendía sus condiciones sociales en los lugares de trabajo mientras luchaba por el sufragio femenino.

Pocos años más tarde, en 1921, la Dra. Moreau se afilió al Partido Socialista, donde asumió el cargo de las agrupaciones feministas revolucionando desde adentro las concepciones del partido sobre los derechos de las mujeres.

Su lucha por la igualdad consiguió la reglamentación del trabajo de mujeres y niños, la prohibición del trabajo nocturno, del despido injustificado de mujeres embarazadas y la licencia para amamantar, entre otros logros.

Generó un proyecto para lograr el voto femenino en 1932, el cual se rechazó, pero esto no desanimó a la médica, que continuó la lucha por los derechos civiles, políticos y humanos de las mujeres.

Escribió el libro La mujer en la democracia, donde establece sus ideales como parte de su lucha; sin embargo, el derecho al voto femenino en Argentina se obtuvo hasta 1947.

También fue una de las fundadoras de la Asamblea Permanente de los Derechos humanos y la creadora del Comité Femenino de Higiene Social para el combate de la prostitución.

La Dra. Moreau falleció en Buenos Aires en 1986 a los 101 años.

Dra. Paulina Luisi. Ginecóloga y maestra, pionera en la educación sexual a recordar el 8M

Nacida en Entre Ríos Argentina en 1875, se traslada junto con su familia a Uruguay en 1887. Por influencia de sus padres, quienes consideraban la educación popular como un factor imprescindible para el progreso, fundadores del Instituto Luisi y creadores de proyectos educativos sobresalientes, la Dra. Luisi estudia la carrera magisterial, que ejerce hasta 1913.

Sin embargo, debido a sus intereses propios ingresa a la Facultad de Medicina en 1900 y culmina la carrera a los 33 años, convirtiéndose en la primera mujer en obtener el título de Doctora en Medicina y Cirugía en Uruguay.

Posteriormente asiste a varios cursos en la Facultad de Medicina de la Universidad de París, incluyendo los que le dan sus diplomas de «Perfeccionamiento en Ginecología» y «Dermatología y enfermedades venéreas». Más adelante tomaría el cargo de la cátedra de ginecología en la Universidad de Uruguay.

Al igual que otras mujeres pioneras en el estudio universitario, se enfrentó a la discriminación por parte de sus compañeros varones; sin embargo, su especialización en enfermedades de niñas, mujeres adultas y partos le permitió ejercer la profesión con menos contratiempos, ya que también debido a la gran cantidad de prejuicios dominantes en la época muchas mujeres preferían atenderse con ella por el hecho de ser mujer.

Una faceta que destacó a lo largo de la vida de la Dra. Luisi fue su postura feminista, en parte influida por su madre, quien luchó por la misma causa, pero en una época que en conjunto al régimen político Batllista favoreció una legislación en beneficio de las mujeres en algunos aspectos considerados adelantados a su época.

En 1916 la Dra. Luisi fundó el Consejo Nacional de Mujeres, de donde años más tarde surgiría la Alianza Uruguaya por el Sufragio Femenino, que publicaba la revista Acción Femenina. Si bien el voto femenino en Uruguay fue incluido en la constitución de 1917, su reglamentación se dio 15 años después, convirtiéndose así en el tercer país latinoamericano en obtener este logro, después de Ecuador y Chile.

La alianza cambia su nombre a Alianza Uruguaya de Mujeres en 1923, debido a la necesidad de incluir la conquista de otros derechos de las mujeres, sobre todo económicos y sociales.

Siendo consciente del papel decisivo de la educación para obtener sus derechos, la médica promueve una serie de cursos instructivos y conferencias en una variedad de temáticas para mujeres, con el propósito de convertirlas en personas críticas y conscientes de su realidad social, porque solo así serían capaces de transformarla.

Desde su ejercicio profesional fue constante su lucha contra la pornografía infantil, la prostitución y las enfermedades venéreas. Convencida de que la educación gradual y sistemática era el método más eficaz para combatir las conductas de los individuos, desarrolla materiales dirigidos a maestras de instrucción primaria para brindar educación sexual dentro de las asignaturas que ya se impartían a los niños para no generar resistencia ante la idea, e implementó el estudio de la educación sexual para las estudiantes normalistas.

La Dra. Luisi fallece en Montevideo en 1950.