Las 2 fases de las enfermedades terminales y cómo afrontarlo en la familia

Tomemos un tiempo de reflexión sobre las enfermedades terminales. Muchos de nuestros pendientes ó prioridades en la agenda van enfocados al trabajo, educación y felicidad. Todo aquello que rodea estos temas, son de nuestro principal interés.

¿Cómo es mi vida laboral? ¿Deseas un cambio de trabajo ó emprender un negocio personal? ¿Deseas seguir estudiando ó capacitarte en algo específico?

¿Te gustaría hablar otro idioma? ¿Qué hábitos, actividades ó experiencias te hacen feliz? ¿Qué experiencias podrás pagar este año? ¿Qué deseas para ser más feliz? Todo va relacionado a lo material, porque es en las cosas donde encontramos satisfacción. Pensemos un poco en las enfermedades terminales.

La salud empieza a tomar prioridad en los gastos personales. Después de la pandemia, el tema de la salud ha tomado mayor interés. Muchos de nosotros ahora, además de querer comprar las cosas que nos hacen feliz también deseamos comprar o consumir todo aquello que nos ofrezca salud, tranquilidad y bienestar.

Cada vez somos más conscientes de que la salud es nuestra responsabilidad. Pero… ¿Qué pasa cuando se nos es diagnsticado una enfermedad terminal? ¿Cómo estar preparados para hacer frente a esta situación y que nuestros seres queridos nos acompañen en este camino sin afectarles económicamente? Ó viceversa… ¿Cómo prepararnos moral y económicamente ante posibles enfermedades terminales en nuestra familia?

¿Qué son las enfermedades terminales?

Son aquellas enfermedades que no cuentan con una fase siguiente, es la fase final en donde el paciente sufre un daño irreversible y síntomas somáticos. Su evolución es hacia la muerte dentro de los próximos meses. Las enfermedades terminales no tienen traamiento específico de curación.

Fases de las enfermedades terminales:

Fase terminal: Pronóstico de vida de hasta 6 meses,
Fase preagónica: Pronóstico de vida de un par de semanas.
Fase agónica: Pronóstica de vida de un par de días.

Todos somos vulnerables a sufrir una enfermedad terminal (cáncer, enfermedad de corazón o pulmón avanzados, enfermedad renal crónica, VIH/SIDA en estado crítico…) Pero, todos podemos prepararnos para que no nos agarren desprevenidos y afrontar esta díficil situación con una solución económica adecuada.

Acciones como contratar un seguro de vida ó un seguro funerario, pueden brindar un suspiro de tranquilidad y dedicar el tiempo de valor en momentos de valor (convivencia familiar, paz mental y reducir el dolor)

El contratar seguro de vida no significa que te estés preparando para la muerte, de hecho, puedes disfrutar de muchos años de vida si cuidas bien de tu salud, pero hasta un accidente puede interrumpir nuestros sueños. El contar con este tipo de seguros, no es un gasto … es una inversión financiera.

¿Por qué es importante contar con un seguro de vida? ¿Los seguros cubren enfermedades terminales?

Porque todos estamos expuestos a un accidente ó enfermedad grave y hoy en día, la crisis económica puede impedir hacer frente a situaciones de crisis. La mayoría, por temor al tema, aplazamos o rechazamos este tipo de seguros….pero ¿Porqué no pensar en nuestra propia mortalidad?

Debemos de ver el seguro de vida no como un beneficio personal, sino un benefico para los seres queridos, para que al faltar tu presencia tu forma de cubrir ciertas aportaciones y cuidados sigan cubiertos.

Por ejemplo, en el caso de un matrimonio… Cuando uno de los dos falte, Si bien es posible que quien sobreviva pueda hacerse cargo de la mayoría de las necesidades, seguramente no será suficiente y al final muchas cosas terminan sacrificándose. Es en este momento que contar con el apoyo de un ingreso adicional es más una tranquilidad mental que una manera de hacerse rico.

Un seguro de vida podrá ayudar a la familia a:

  • Recibir un ingreso de su parte, después de su fallecimiento
  • Contar con fondos para los gastos inesperados de funeral
  • Dejar una herencia para sus seres queridos
  • Cubrir los impuestos de sucesión
  • Hacer frente a enfermedades terminales

Seamos personas que hacen finanzas inteligentes. Nuestro dinero puede producir más si lo sabemos invertir. Además de invertir en experiencias, felicidad, salud y bienestar… invertamos en tranquilidad financiera.

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