El ecodiseño, que a su vez se encuentra estrechamente ligado al diseño sostenible, es el diseño que considera acciones orientadas a la mejora ambiental del producto o servicio en todas las etapas de su ciclo de vida, desde su creación en la etapa conceptual, hasta su tratamiento como residuo
Reciclar es necesario pero, ¿y prevenir? El reciclaje sigue siendo una parte importante en la gestión de los residuos, pero ahora el foco se pone en la prevención y la reutilización. Porque el mejor residuo es aquel que no se genera.
¿Cómo usar el ecodiseño a favor de un planeta sostenible?
En la última década, España se ha puesto las pilas a la hora de gestionar residuos.
Hoy ya reciclamos las tres cuartas partes de los envases domésticos. Según datos oficiales, cada ciudadano depositó el año pasado una media de 14,8 kilos de vidrio, 12,3 de envases ligeros y 14,7 de envases de papel y cartón. El ecodiseño es clave para reducir el impacto ambiental.
El ecoDiseño una alternativa para minimizar el impacto industrial
El diseño industrial proporciona a las empresas un conjunto de recursos, herramientas y metodologías de trabajo encaminados a dotar al producto de las características que le hagan cumplir con las expectativas del mercado y del cliente al que se dirige.
Es aquí donde tiene sentido el ecodiseño, metodología que integra criterios ambientales en el diseño de los productos. Principalmente se persigue:
- Reducir los impactos ambientales negativos que se pueden producir a lo largo del ciclo de vida del producto.
- Mejorar en la medida de lo posible las restantes características del producto, de acuerdo con las demandas del cliente objetivo.
A lo largo del proceso de fabricación y hasta la distribución comercial, así como durante toda su vida útil, los productos fabricados:
- Demandan consumos de energía y de materias primas
- Generan emisiones y deshechos durante su proceso de fabricación
- Producen residuos al finalizar su vida útil
La necesidad de un desarrollo sostenible exige de forma creciente la aplicación de metodologías que identifiquen con claridad estos impactos ambientales a lo largo de todo el ciclo de vida del producto, con el fin de minimizar los impactos ambientales antes de que se produzcan. Apliquemos el ecodiseño.
Problema de basura. Solución en el ecodiseño
¿Dónde tengo que tirar este CD?, ¿y el envoltorio de las papitas?, ¿y la botella de cloro?, ¿y la tapa del yogur?… ¿Y dónde irá a parar este televisor que ha dejado de funcionar? ¿Y el neumático que le he cambiado al coche?
Todas estas son preguntas que los consumidores cada vez se hacen con más frecuencia.
Durante los últimos años ha habido una creciente concienciación sobre la necesidad de cuidar el medio ambiente, de gestionar los residuos y de producir y consumir de forma responsable.
Lo cierto es que hemos interiorizado el hábito de depositar los envases domésticos en los distintos contenedores amarillos (plástico, latas y briks), azules (papel y cartón) y verdes (vidrio).
Quizá el quid de la cuestión está en el planteamiento.
Reciclar es necesario pero, ¿y prevenir?
De hecho, la normativa comunitaria está orientada a la disminución del depósito en vertederos, es decir, se ha invertido la jerarquía en la gestión de los residuos y las prioridades ahora son la prevención y la reutilización.
Los productores de neumáticos tienen la obligación de elaborar y remitir a las administraciones correspondientes un plan empresarial de prevención de NFU para minimizar los impactos medioambientales.
El objetivo principal es identificar los mecanismos aplicables para alargar la vida útil de los neumáticos y facilitar su reutilización, reciclado y otras formas de valorización, incorporando medidas de prevención.
En otras palabras, el nuevo paradigma económico exige, en primer lugar, reducir los residuos, y, en segundo lugar, reciclarlos y reutilizarlos como materia prima para volver a iniciar el ciclo de producción.
ecodiseño
La cúspide de la pirámide de los residuos. La importancia del ecodiseño
Cuando hablamos de residuos ya es tarde. La solución al problema de los residuos no está al final del proceso, sino al principio. Para eso, explica, hay que remontarse al comienzo del ciclo de vida del producto.
Para prevenir todo aquello que luego habría que reciclar, una de las líneas de trabajo que más están desarrollando las empresas es el ecodiseño, que busca hacer más sostenibles los envases y reducir su impacto ambiental.
La prevención y la minimización pasan por orientar al consumidor hacia el consumo responsable de productos con ventajas desde el punto de vista del ecodiseño y la eficiencia energética, concienciando tanto de las ventajas ambientales como de los ahorros económicos.
Los ciudadanos somos los actores principales para minimizar la producción de desechos siguiendo la regla de las tres R: reducir, reutilizar, reciclar. Desde su punto de vista, los ciudadanos tenemos un control directo sobre la producción de desechos en nuestro ámbito personal y podemos acelerar su reducción.
Podríamos comprar menos productos superfluos, conseguir productos frescos a granel y no envueltos en tres capas o adquirir cosas de segunda mano cuando se puede, permite un ahorro económico y la disminución de la producción de desechos.
El funcionamiento del mercado hace que muchas veces las demandas de los consumidores marquen la pauta, por eso es fundamental un cambio de mentalidad que nos ayude a entender que es importante generar menos residuos en nuestras casas.
Por eso los consumidores debemos concienciarnos sobre la cantidad de embalajes que utilizamos a diario y trasladarlo a la cesta de la compra.
Las empresas, por su parte, también tienen que darse cuenta de que para el usuario no es tan importante que un producto incluya tres embalajes
ECODISEÑO PARA EL RECICLAJE
¿Residuo o recurso? Usemos el ecodiseño
En una sociedad cada vez más tecnológica, el consumo de aparatos eléctricos y electrodomésticos (AEE) ha crecido exponencialmente, hasta el punto de que algunos se han convertido en indispensables y, consecuentemente, la generación de residuos que lleva aparejado su uso continuará al alza.
La nueva Directiva de Residuos de AEE tiene como objetivo contribuir a la producción y el consumo sostenibles mediante la prevención de la generación de aparatos eléctricos y electrodomésticos y el fomento de técnicas de tratamiento como la preparación para la reutilización (PPR), una forma de tratamiento muy implantada en Europa, donde el mercado de segunda mano es una opción de compra instaurada y aceptada socialmente que genera empleo.
Qué hacer con la basura no reciclable
¿Y qué pasa con aquellos residuos que no son reciclables? Pues que, a pesar de ello, estos desechos suponen una fuente de energía. La valorización energética es, por tanto, la penúltima prioridad en la pirámide de la jerarquía de gestión de residuos.
Si miramos a la UE, los países que más residuos reciclan (Alemania, Austria o Bélgica) son también los que registran unas mayores tasas de valorización energética, entre el 35 y el 54%, mientras en España no superan el 10%.
La incineración, aunque tiene unos límites de emisión muy exigentes, es la principal vía de valorización energética de residuos en Europa y juega un papel importante en los modelos de gestión de residuos más avanzados. Efectivamente, Alemania cuenta con una tasa del 62%, Austria del 63% y Bélgica del 58%.
La valorización energética permite reutilizar una parte de la energía necesaria para la producción del producto, la energía calórica, y a veces puede alimentar centrales eléctricas», opina la directiva de Terracycle. Los neumáticos, por ejemplo, gozan de un alto poder calorífico (7.500 kcal/kg), superior al del carbón, lo que los convierte en un buen combustible para instalaciones industriales de grandes consumos energéticos como la industria cementera.