39 marcas de popotes de papel siguen presentando FPA (como los de plástico)

Los popotes de papel fueron la primera opción para reemplazar los popotes de plástico. Pero un reciente estudio ha demostrado que las PFAS, un compuesto asociado al cáncer y otras enfermedades graves, se encuentra en los popotes de papel.

Desde que se despertó la conciencia ambiental, para reducir el consumo de plásticos de un solo uso, la responsabilidad social individual ha provocado muchos cambios de consumo a gran escala, desde la sustitución de una dieta tradicional a una dieta vegana y orgánica hasta la limitación de productos etiquetados como contaminantes.

Así empezamos a usar los popotes de papel, en sustitución a los de plástico porque queremos que los plásticos nos contaminen más.

Pero no todas las alternativas son inocuas.

Los popotes de papel son peligrosos para la salud y el medio ambiente

La mayoría de los popotes de papel están elaboradas con elementos biodegradables, que para los ambientalistas podría ser una buena solución pero al parecer, estos popotes no son tan ecológicas como pensábamos. I

En un artículo que se publica hoy en la revista Food Additives and Contaminants, un equipo liderado por Thimo Groffen, de la Universidad de Amberes (Bélgica), explica cómo analizaron 39 marcas de popotes de papel en compañías que proveen al mercado belga en busca de sustancias perfluoro alquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS, por sus siglas en inglés), un grupo de miles de agentes químicos sintéticos que, según alerta la Agencia Medioambiental Europea, pueden provocar problemas de salud como daños hepáticos, enfermedad tiroidea, obesidad, problemas de fertilidad y cáncer.

El análisis muestra que 27 de las 39 marcas contenían algún tipo de PFA. Los popotes de papel contienen partículas peligrosas. Estos compuestos, descubiertos por un empleado de la compañía química DuPont en 1938, se comenzaron a utilizar por sus cualidades antiadherentes en las sártenes, en el conocido teflón, y son prácticamente indestructibles.

En el medio ambiente pueden permanecer incólumes durante siglos y el cuerpo humano necesita hasta 15 años para deshacerse de ellos.

Por estas razones, Groffen cree que sería preferible optar por pajitas de acero inoxidable o prescindir de estos adminículos.

Evitemos los popotes de papel también, porque aunque ‘ las cantidades que hemos encontrado son muy pequeñas, se acumulan con el paso del tiempo, tanto en los tejidos humanos como en el medioambiente…

Los PFAS están presentes en muchos productos de la vida diaria

El riesgo que se ahorraría descartando las pajitas es pequeño y el autor principal del estudio reconoce que se absorbe una mayor cantidad de PFAS a través del pollo o de algunos vegetales.

Pero cualquier pequeña victoria es importante en una guerra contra unas sustancias ubicuas y preocupantes que va a ser larga. El caso de las pajitas es un ejemplo de por qué. Buscar otros materiales para crear pajitas no garantiza que los químicos eternos desaparezcan, precisamente porque son muy resistentes y con el reciclaje saltan de unos productos a otros.

Aunque algunos fabricantes incorporan los PFAS para que las pajitas repelan mejor el agua y no se ablanden, para muchos otros la presencia de estas sustancias fue una sorpresa.

Habían llegado a sus productos por materias primas contaminadas. Después de más de ocho décadas de uso, en envases para alimentos, en utensilios de cocina o prendas de vestir, los PFAS están por todas partes.

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La economía circular y el reciclaje, que pueden tener aspectos positivos, van a hacer que estemos expuestos a los PFAS durante mucho tiempo, aunque no haya un uso intencional por la industria.

Eso sigue pasando con muchos contaminantes conocidos desde la década de 1950, que se eliminaron con el Convenio de Estocolmo, pero que tienen una vida media muy larga, pasan de los residuos a los suelos y seguimos estando expuestos a ello.

Lo preocupante: El , estudio del equipo de la Universidad de Amberes observó que, en las pajitas de papel, el PFAS más frecuente era precisamente el PFOA, prohibido en todo el mundo desde 2020.

Estos productos actúan a medio y largo plazo, los efectos se ven después de una exposición crónica, pero hay un incremento de casos de cáncer, pubertad precoz, problemas hormonales, que se pueden ver a nivel de población.

Después de muchas décadas de uso, ahora se plantea que lo mejor es aspirar a eliminar del medioambiente y de los seres vivos aquel compuesto creado hace más de 80 años. Incluso pajita a pajita. Ya no se deben producir ni comercializar popotes de plástico o popotes de papel.